La Talavera, reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad desde 2019, es mucho más que una cerámica decorativa, es el resultado de una fusión milenaria de saberes, técnicas y culturas. Su historia comienza en las antiguas civilizaciones mesoamericanas, donde ya se modelaban piezas de barro cocido en hornos a cielo abierto y se utilizaban minerales para generar color. Con el paso del tiempo, este conocimiento se mezcló con las refinadas tradiciones cerámicas de China, el vidriado islámico y las técnicas europeas llegadas con los colonizadores.
Detrás de cada pieza de Talavera hay un proceso artesanal riguroso y delicado de técnicas artesanales. Este proceso consta de seis etapas principales:
El diseño de las piezas esta estrictamente regulado por la tradición, y la pintura debe sentirse al tacto con una ligera elevación sobre la base (relieve).
Los colores empleados para la talavera son:
AZÚL
Compuesto por óxido de cobalto
AMARILLO
Formado por compuestos de antimonio
VERDE
Derivado del óxido de cobre
NEGRO
Basado en óxido de hierro
NARANJA
Producido a partir de óxidos mixtos, principalmente hierro
MALVA
Obtenido de óxidos diluidos de manganeso y cobalto